El enfoque en el lenguaje fotográfico

En la clase de hoy enfocamos distintos planos del reflector en el trípode, pero nunca vimos todo el reflector enfocado. Es interesante darse cuenta que esto es similar a lo que sucede con el sistema visual humano: aunque podría creerse que lo más importante es el ojo, el cerebro tiene un papel crucial, porque ante una escena aparentemente caótica, puede aislar y abstraer únicamente aquello que le importa.

Nuestros ojos tienen una lente biconvexa llamada cristalino que está frente a la retina, la capa de receptores y células nerviosas localizadas en la parte posterior del ojo. Gracias al cristalino es posible que de todos los haces de luz que llegan al ojo, los de una determinada distancia confluyan directamente en la retina creando una imagen nítida.

Esto significa que el ojo humano es capaz de enfocar, es decir, de lograr que algunas partes de las escenas que se le presenten luzcan precisas, nítidas, mientras que otras pasan a ser confusas o borrosas. El cristalino depende del músculo ciliar para poder enfocar. Si el músculo se contrae el cristalino se hace más grueso y entonces puede enfocar objetos cercanos. Cuando este músculo se relaja entonces el cristalino se adelgaza y puede enfocar objetos lejanos. A este movimiento del músculo ciliar se le llama acomodación y toma en promedio unos 0,4 segundos.

El ejercicio de comprobación es muy sencillo: Basta colocar un dedo frente al ojo y tratar de verlo con nitidez. Luego es necesario buscar enfocar lo que está lejos del ojo, no el dedo. Si se enfoca el muro del fondo esto ocurrió gracias a relajar el musculo ciliar que provocó un adelgazamiento del cristalino y, por consecuencia, los rayos de luz que rebotaron en la pared coincidieron en la retina y eso permitió enfocarla. Lo mismo opera cuando se enfoca el dedo, pero en sentido inverso. Es un proceso tan común en la vida cotidiana que ni siquiera le prestamos atención.

La nitidez en los bordes de las formas es uno de los medios que utiliza el sistema visual para asignar una jerarquía visual. Normalmente el ojo no enfoca toda la escena, sino una parte. En el ejemplo del muro y el dedo, tenemos esta figura


o esta otra

En la fotografía la interacción entre figura y fondo es de la máxima importancia pues permite al observador comprender con claridad de qué trata la fotografía, cuál es el sujeto. El fotógrafo debe resolver este primer dilema visual mediante su cámara. De modo que el sistema visual humano ofrece dos formas de concentrar la atención en un solo punto de una escena: primero por medio del enfoque del cristalino y segundo por una operación mental de abstracción. Nuestra forma natural de ver es con partes de la escena borrosas, desenfocadas, y otras –las que nos interesan- nítidas, es decir, enfocadas.

Desde el siglo XIX el enfoque selectivo ha sido uno de los elementos propios del lenguaje fotográfico, como vemos en esta foto que corresponde a la época de la guerra civil norteamericana

En cambio, en la pintura previa a la aparición de la fotografía predominan escenas en las que todo es perfectamente nítido. Por ejemplo, en Las Meninas de Velázquez todo luce nítido enfocado … y ésto era parte de la magia de la pintura, que expandía la percepción del observador. Estos temas están explicados más ampliamente y con ejemplos muy interesantes acá, de donde está tomado el material del post.

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