Oración a San José de Cupertino

San José de Cupertino, modelo de paciencia y humildad, ruega por mí.

San José de Cupertino,
tesoro de gracia, ruega por mí.

San José de Cupertino,
hoguera de amor de Dios, ruega por mí.

Gloriosísimo San José de Cupertino,
benefactor de los estudiantes,
protector de los examinandos,
no desdeñéis las súplicas que os dirijo
implorando vuestro auxilio en los exámenes de mis estudios.

Alcanzadme del Señor que,
como verdadera fuente de luz y sabiduría,
disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento,
el pecado y la ignorancia,
instruyendo mi lengua
y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición.

Dadme agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
y en el momento del examen,
gracia y abundancia para hablar,
acierto al empezar,
dirección al progresar y perfección al acabar,
si así conviene a la mayor gloria de Dios
y provecho de mi alma.

San José de Cupertino,
espejo de fe y esperanza, ruega por mí
y pide para que sea ayudado en:

(pedir lo que se quiere conseguir). 

San José de Cupertino,
fuente de caridad, ruega por mí.

Amén.

José de Cupertino. Nació en 1602, en Cupertino, pueblito napolitano. Su familia era muy pobre. Porque no tardó en demostrar incapacidad para el estudio, sus padres lo sacaron de la escuela y lo colocaron de aprendiz de remendón; era tan desmañado que no logró aprender el oficio. A los 17 años entró como hermano lego en un convento franciscano; al poco tiempo lo despidieron, por inservible. Trató de ingresar en la orden de los Capuchinos, pero lo rechazaron. En 1621, por la recomendación de un tío suyo, lo admitieron en Santa María de Grosella, como oblato. Allá los padres superiores comprendieron pronto que, en su caso, la santidad se escondía bajo la rudeza y lo consideraron digno del sacerdocio.

El estudio fue para él un verdadero suplicio, porque sus facultades mentales eran escasas; sin embargo, pasó los exámenes milagrosamente y fue ordenado el 18 de marzo de 1628. Se retiró a orar. Durante los arrobamientos permanecía en suspenso en el aire, en suave levitación; por esto y por los milagros que le atribuyeron, intervino el Santo Oficio. Fue largamente examinado y se llegó a la conclusión de que no había “nada censurable en fray José”. Murió, como lo había predicho, el 18 de septiembre de 1663. Clemente XIII lo canonizó. Es patrono de los estudiantes y también, por ser llamado el Santo Volador, de los aviadores.

(En Descanso de Caminantes, de Adolfo Bioy Casares.)

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