Urbain Le Verrier fue un matemático y astrónomo francés que, en 1846, predijo la existencia del planeta Neptuno basándose en las irregularidades que se observaban en la órbita de Urano. El 18 de septiembre de ese año escribió a Johann Galle, del observatorio de Berlín, con las coordenadas en las que debía encontrarse el nuevo planeta. La carta tardó 5 días en llegar y esa misma noche, la del 23 de septiembre, Galle apuntó su telescopio en la dirección indicada por Le Verrier y encontró Neptuno. Se trató de una confirmación espectacular de las leyes de Newton. Al cabo de pocos años, en 1859, Le Verrier fue el primero en reportar una discrepancia entre el avance del perihelio de Mercurio y lo que predecían las leyes de Newton. Quizá espoleado por su descubrimiento anterior, sugirió que la discrepancia podía deberse a otro nuevo planeta, que llamó Vulcano, y que debía encontrarse entre el sol y Mercurio. A partir de entonces más de un astrónomo aseguró haber visto el planeta, en especial el astrónomo aficionado Edmond Lescarbault, que fue nombrado Caballero de la Legión de Honor por ese supuesto descubrimiento. El final de la historia ya es sabido por todos.