Las resonancias de partículas metálicas que mencioné en la clase del miércoles 15 no solo producen efectos vistosos como los vitrales o la copa de Licurgo. También tienen muchas aplicaciones en medicina, como esta
correspondiente a un trabajo muy reciente (ver) sobre el tratamiento del acné. Es un ejemplo de las novedosas terapias dirigidas (o terapias blanco), una alternativa a tratamientos médicos que pueden llegar a ser demasiado invasivos. Acá no se trata de trabajar con radiación visible, sino con radiación infrarroja, para convertir así la radiación en calor y quemar tejidos indeseados de una manera localizada y controlada.
Para lograr la nanopartícula adecuada a cada aplicación es necesario enteder muy bien los procesos de interacción radiación-materia, hay poca gente que sepa de esto más allá de las esferas y cilindros que están en los libros, porque se trata de aplicaciones que hasta hace poco no parecían posibles. Es un tema de trabajo ideal para un físico con interés tanto en teoría como en aplicaciones.