La guerra de los haces

Dunkirk (2017) fue dirigida por Christopher Nolan (director de Interstellar y la trilogía de Batman que comienza con Batman begins), y cuenta la historia de la evacuación de las tropas aliadas de Francia en 1940. Fiel al espíritu de Nolan, la película cuenta la historia en tres perspectivas con tres escalas temporales diferentes: mar, tierra y aire. En esa etapa temprana de la guerra los aviones tenían una autonomía muy limitada, los pilotos se orientaban por inspección ocular y navegación astronómica, y los aviones británicos solo podían brindar asistencia aérea en la costa de Francia por períodos cortos. Los tiempos de los pilotos, los marinos y los soldados son muy diferentes, y la película refleja esto en forma ingeniosa. La película también es muy realista en su recreación de la guerra; quién no la haya visto puede también ver los primeros 23 minutos de Rescatando al soldado Ryan (1998) que presenta una recreación brutal del desembarco en Normandía, usando lentes sin recubrimiento para que la imagen y los destellos de luz en la lente se vean más parecidos a los que hubiera obtenido una cámara en la época. Pueden encontrar ambas películas en Netflix (que a esta altura podría hacer alguna donación para la materia), y disfrutralas el fin de semana después del parcial.

Durante la segunda guerra mundial el electromagnetismo permitió el desarrollo de los primeros sistemas de geolocalización para los aviones (el equivalente al GPS que hoy todos tenemos en nuestros celulares). Los sistemas no se basaban en el uso de satélites, sino que era necesario instalar una gran cantidad de antenas en diferentes lugares para poder triangular:

Durante algún tiempo los bombarderos alemanes habían navegado principalmente usando radiobalizas. Decenas de estas balizas actuaban como faros colocados en varias partes del continente, cada una con su propia señal distintiva, y los alemanes, utilizando una radio direccional ordinaria, podían fijar su posición por los ángulos desde los que provenían dos de estas transmisiones. Para contrarrestar esto, pronto instalamos una serie de estaciones que llamamos “meacons” (“mibaliza”). Estas captaban las señales alemanas, las amplificaban y las enviaban de nuevo desde algún lugar de Inglaterra. El resultado fue que los alemanes, que intentaban volver a casa usando sus balizas, a menudo se extraviaban, y varios aviones enemigos se perdían de esta manera. Ciertamente, un bombardero alemán una vez aterrizó voluntariamente en Devonshire pensando que era Francia ocupada.

Winston Churchill, Their finest hour (1949)

Esto fue el inicio de una guerra de haces electromagnéticos que se extendió durante toda la segunda guerra mundial. Por cada avance tecnológico, el bando contrario debía buscar una forma de contrarrestarlo, o enfrentar duras pérdidas. Los alemanes, cuyos pilotos tenían menos entrenamiento en aeronavegación, más tarde desarrollaron un método para guiar a sus pilotos al lugar que querían bombardear usando dos haces de radio colimados. Ambos se orientaban hacia el objetivo. Los pilotos seguían uno de los haces para llegar a destino, y al detectar el cruce con el segundo haz sabían que se encontraban sobre el objetivo y bombardeaban, como ilustra este mapa modificado de Wikipedia que además marca varios de los lugares donde se encontraban los transmisores alemanes:

Los ingleses entonces crearon un método para desviar el haz, y conseguir que los alemanes suelten sus bombas en lugares deshabitados. Los pilotos alemanes seguían la señal de radio sin saber que había sido modificada, y bombardeaban lejos de su blanco. Al mismo tiempo, los ingleses estaban convencidos que sus pilotos estaban mejor entrenados y no necesitaban sistemas de este tipo, hasta que descubrieron que muchos de sus bombardeos también caían en lugares descampados o lejos de los blancos por errores de aeronavegación de sus pilotos. Así, se vieron obligados a desarrollar sus propios métodos de localización usando señales de radio (y también a instalar radares en los aviones que trabajaban con microondas, para ubicar los blancos con mayor precisión durante la noche). Sin embargo, fueron los alemanes quienes más necesitaron sistemas de geoposicionamiento para sus pilotos. A lo largo de la guerra los alemanes usaron al menos tres sistemas diferentes para guiar a sus pilotos a un blanco usando ondas electromagnéticas. Y para cada sistema, los aliados desarrollaron formas de interferir o modificar la señal.

Variantes del sistema de guiado remoto serían usadas más tarde por los alemanes en sus misiles V2 (los aviones sin piloto V1 utilizaban otro sistema para llegar al blanco). Y la tecnología de estas armas (especialmente en lo que respecta a la cohetería) sería usada luego de la segunda guerra mundial en la conquista del espacio. Pero sobre electromagnétismo y física espacial hablaremos en otro posteo más adelante.

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