Voglio crederci

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¡Semana caliente en el tema de las bandejas bamboleantes! Todo se origina en polémicas declaraciones de Feynman. Según trascendidos, habría dicho:

…[e]staba yo en la cafetería, y un tipo que andaba haciendo el tonto por allí va y lanza una bandeja por el aire. Mientras la bandeja volaba dando vueltas, me fijé en que había en ella un escudo de Cornell. La bandeja giraba y se bamboleaba, y era evidente que el escudo giraba más rápidamente que el bamboleo.

No tenía nada que hacer, así que me puse a calcular cuál sería el movimiento de la bandeja giratoria. Descubrí que cuando el ángulo es muy pequeño, la velocidad del giro del escudo es doble del ritmo de bamboleo. Una relación de 2 a 1. Así se deducía de una complicada ecuación.

La ecuación no era tan complicada, según vimos el jueves. [Aquí] pueden ver la cita original publicada en los medios,  [aquí] la traducción al español, y [aquí] según los medios sensacionalistas italianos, donde las declaraciones fueron recibidas con destemplanza y profusión de cortes de manga. Los medios locales se mantuvieron al margen, pero menos por mesura que por negligencia intelectual.

Pero, como suele pasar,  the plot thickens (se espesó el caldo).

Los rusos replicaron por televisión nacional, y los chinos hicieron su propio comunicado, poniendo de por medio a la fuerza de Coriolis y el desagote de la bañera.

Tuvieron que pasar aún tres días para que aparecieran las primeras respuestas serias, que pueden consultarse [aquí] y [acá]. ¿Y la prensa internacional? Bien gracias. A juzgar por su silencio, las bandejas bamboleantes son cosa del pasado: sus 15 minutos de fama han llegado a su término, por lo menos durante las siguientes 3 o 4 horas.  Entre tanto, para embobecer al público no hay canal de aire en donde no  estén hablando del último escándalo de los vínculos no holónomos. ¿Así vamos a progresar?

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One thought on “Voglio crederci

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