Guía Michelin

El diccionario de la Real Academia Española, entre lustre que te lustre, y entre un esplendor y el siguiente nos tira la siguiente definición por la cabeza:

guía

3. f. Tratado en que se dan preceptos para encaminar o dirigir en cosas, ya espirituales o abstractas, ya puramente mecánicas.

¡Ni que a propósito!

Me gusta, sin embargo, lo de ‘dirigir en cosas’. Podemos intuir una próxima edición:

guía

3. f. Coso en que se dan cosos para encaminar o dirigir en cosas, ya espirituales o coso, ya puramente coso.

Lo que nos remite a la entrada de hoy: la Guía 7. ¡Este es tu año, Guía 7!

Me explico:

Pobre Guía 7. La suya es una historia de profesores apurados, en los últimos días de noviembre, que tienen que hacer entrar 20 temas en 2 clases, a un ritmo de 1 tema por clase, con el consiguiente no caber temas o faltar clases. Muchos de sus ejercicios nunca fueron hechos por nadie. Su redacción recuerda un estilo barroco, por momentos indescifrable, entretejido aquí y allá con interpolaciones de autores anónimos muy posteriores, y en no pocos casos, muy anteriores al cuerpo principal de la obra. Arcaísmos tales como “cuaternión”, “fluxión”, “lemniscata” y “docente” revelan el habla corriente de la baja edad media. Más de una palabra adolece de una grafía peculiar, anterior al uso de la imprenta y de la difusión de las artes.

En esta nueva edición hemos modernizado la ortografía y las figuras. Hemos eliminado los pasajes en verso e introducido el uso de la numeración decimal. Esto entre multitud de detalles que no vale la pena registrar. La posteridad hará lo propio.

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